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Alumnos de Sestao hacen deporte con valores
El Instituto Saturnino de La Peña clausura su primera Kirol Astea sobre deportes no competitivos
A lo largo de esta semana cerca del 90 % del alumnado ha tomado parte en esta propuesta inclusiva
EMILIO ZUNZUNEGI - Sábado, 6 de Diciembre de 2014
SESTAO - El pasado lunes, los alumnos del Instituto Saturnino de La Peña, en Sestao, se desayunaron con las noticias que hablaban de la muerte de un aficionado gallego como consecuencia de los golpes recibidos en una pelea entre aficionados radicales del Atlético y del Deportivo de La Coruña. Una desazón mayor, si cabe, para los escolares -desde primero de la ESO hasta ciclos formativos de FP - cuando ellos se aprestaban a comenzar una semana plena de actividades deportivas, entre ellas el fútbol, en las que la cooperación, la igualdad, el respeto y la diversión eran los ejes transversales a desarrollar en la hora del recreo.
Un planteamiento que ha movilizado a cerca del 90% del alumnado -unos 350 alumnos y alumnas- en unas jornadas “en las que se ha demostrado que la juventud sabe disfrutar del deporte sin que este tenga que ser competitivo”, señalaba Gari Fullaondo, coordinador de este proyecto “innovador de coeducación” a través del deporte. “Antes de la barbaridad del domingo en Madrid, resulta que los alumnos de Animación Sociocultural y Turística (ASCYT) habían organizado una semana del deporte pero dando la vuelta a todos los valores habituales. Se ha desarrollado en los recreos de esta semana y ayer viernes durante toda la mañana”, reseñaba Goio Sanz, miembro del departamento de Animación Sociocultural y Turística, quien destacó que el programa se llevó a cabo en cuatro patios diferentes y en la zona exterior de Las Camporras. “A pesar del mal tiempo ha sido un éxito”.
FÚTBOL CUERDA Una de las características fundamentales del programa ha sido la variación de las reglas habituales de cada deporte “para promover el máximo de participación independientemente del grado de destreza de cada participante”, señalaba Fullaondo, quien ponía como ejemplo el caso del fútbol. El fútbol es un juego de equipo donde las singularidades de algunos jugadores marcan la diferencia. Sin embargo en el Saturnino de la Peña no se buscaban “figuras si no compañeros por lo que los partidos se jugaban con cuatro parejas, de chicos y chicas, que debían competir entre sí unidos por una cuerda. “Ya no se trataba de que tu seas bueno, si no de que tienes que coordinarte con tu compañero o compañera para marcar goles en porterías, que eran pupitres”, destacaba este profesor de Educación Física.
INNOVACIÓN El objetivo principal de las actividades físicas en los patios de la escuela, aunque también se desarrollaron juegos de mesa, era fomentar la práctica del deporte y dirigir el hábito del deporte a todos esos alumnos que no lo practican a menudo, por diferentes motivos, mediante actividades nuevas, integradoras y coeducativas.
Además, indicaba Fullaondo, se pretendía “crear nuevos valores, como el deporte en equipo, el respeto, la colaboración y el esfuerzo, mediante juegos alternativos, y romper con los estereotipos de género, de niveles y de edad creados alrededor de los deportes tradicionales, así como demostrar que esas barreras no existen a la hora de practicar cualquier deporte”.
Así, en los patios y el frontón del centro se han desarrollado singulares partidos de fútbol, hockey o rugby pero también carreras de relevos en patinete, orienting, ping pong, deporte rural, zumba -toda una revolución con los chicos dejándose llevar por sus compañeras-, cropball, en el que el objetivo es que el jugador se meta físicamente en la portería como si fuera un balón.
Danzas vascas, yoga, juegos en grupo de defensa, malabares o el sobradamente popular basket. “Este deporte tiene la particularidad de que si eres bajito lo tienes difícil para hacer un mate. Pero, ¿que pasa si la canasta está en manos de un compañero de tu equipo y puede moverla para donde quiera para que tu encestes? Pues que el más pequeño puede hacer un mate de celebrar, como en la NBA”, apunta Fullaondo, quien destaca que la propuesta, sobre todo es hacer el deporte “fundamentalmente divertidos y participativo”.
Un planteamiento que ha movilizado a cerca del 90% del alumnado -unos 350 alumnos y alumnas- en unas jornadas “en las que se ha demostrado que la juventud sabe disfrutar del deporte sin que este tenga que ser competitivo”, señalaba Gari Fullaondo, coordinador de este proyecto “innovador de coeducación” a través del deporte. “Antes de la barbaridad del domingo en Madrid, resulta que los alumnos de Animación Sociocultural y Turística (ASCYT) habían organizado una semana del deporte pero dando la vuelta a todos los valores habituales. Se ha desarrollado en los recreos de esta semana y ayer viernes durante toda la mañana”, reseñaba Goio Sanz, miembro del departamento de Animación Sociocultural y Turística, quien destacó que el programa se llevó a cabo en cuatro patios diferentes y en la zona exterior de Las Camporras. “A pesar del mal tiempo ha sido un éxito”.
FÚTBOL CUERDA Una de las características fundamentales del programa ha sido la variación de las reglas habituales de cada deporte “para promover el máximo de participación independientemente del grado de destreza de cada participante”, señalaba Fullaondo, quien ponía como ejemplo el caso del fútbol. El fútbol es un juego de equipo donde las singularidades de algunos jugadores marcan la diferencia. Sin embargo en el Saturnino de la Peña no se buscaban “figuras si no compañeros por lo que los partidos se jugaban con cuatro parejas, de chicos y chicas, que debían competir entre sí unidos por una cuerda. “Ya no se trataba de que tu seas bueno, si no de que tienes que coordinarte con tu compañero o compañera para marcar goles en porterías, que eran pupitres”, destacaba este profesor de Educación Física.
INNOVACIÓN El objetivo principal de las actividades físicas en los patios de la escuela, aunque también se desarrollaron juegos de mesa, era fomentar la práctica del deporte y dirigir el hábito del deporte a todos esos alumnos que no lo practican a menudo, por diferentes motivos, mediante actividades nuevas, integradoras y coeducativas.
Además, indicaba Fullaondo, se pretendía “crear nuevos valores, como el deporte en equipo, el respeto, la colaboración y el esfuerzo, mediante juegos alternativos, y romper con los estereotipos de género, de niveles y de edad creados alrededor de los deportes tradicionales, así como demostrar que esas barreras no existen a la hora de practicar cualquier deporte”.
Así, en los patios y el frontón del centro se han desarrollado singulares partidos de fútbol, hockey o rugby pero también carreras de relevos en patinete, orienting, ping pong, deporte rural, zumba -toda una revolución con los chicos dejándose llevar por sus compañeras-, cropball, en el que el objetivo es que el jugador se meta físicamente en la portería como si fuera un balón.
Danzas vascas, yoga, juegos en grupo de defensa, malabares o el sobradamente popular basket. “Este deporte tiene la particularidad de que si eres bajito lo tienes difícil para hacer un mate. Pero, ¿que pasa si la canasta está en manos de un compañero de tu equipo y puede moverla para donde quiera para que tu encestes? Pues que el más pequeño puede hacer un mate de celebrar, como en la NBA”, apunta Fullaondo, quien destaca que la propuesta, sobre todo es hacer el deporte “fundamentalmente divertidos y participativo”.